miércoles, 30 de junio de 2010

"EL ALMUERZO DESNUDO": LA MEJOR TAPADERA


"La homosexualidad es la mejor tapadera que un agente pueda tener."

(El almuerzo desnudo, David Cronenberg, 1991)

Aprovechando que esta semana se ha celebrado el día del orgullo gay, me gustaría recordar a una de las figuras emblemáticas del fantástico que más y mejor ha sabido usar el género como alegoría para hablar, entre muchas otras cosas, de esta condición sexual. Me refiero al escritor norteamericano William Burroughs (Sant Louis, 1914 - Kansas, 1997). Y aún más en concreto, a su inmortal obra El almuerzo desnudo.


Recuerdo que la primera vez que pisé el barrio de Chueca, hace ahora como casi diez años, pasé por una de sus librerías (si mal no recuerdo, A different life) y me hice con un maravilloso libro titulado Con William Burroughs: Conversaciones privadas con un genio moderno (Victor Bockris, Alba Editorial S.L.). De Burroughs todo lo que yo sabía era que fue uno de los máximos exponentes de la llamada Generación Beat, pero sobre todo, que mi idolatrado David Cronenberg se lanzó en los 90 a adaptar al cine una de las pocas novelas que siempre se han considerado "imposibles de adaptar al cine" (y yo, que he leído el libro, y pese a que Cronenberg me contradiga, lo suscribo hasta cierto punto). Me refiero, naturalmente, a la polémica El almuerzo desnudo. Pero el caso es que, hasta que leí esta compilación de entrevistas hecha por Bockris, desconocía por completo muchas otras cosas, como hasta qué punto era Burroughs libre, consciente y autocrítico con respecto a su condición de homosexual. Y, por supuesto, tampoco llegué a captar hasta ese momento el alcance de su genio, capaz de construir una novela casi épica y abiertamente laberíntica en la que se carga contra todo tipo de instituciones y autoridad (desde el mundo universitario hasta el político, pasando por, ya lo sabemos, el sexual). En todo caso, puesto que me temo que de El almuerzo desnudo (libro y película) se ha dicho ya de todo, incluyéndome a mí mismo, con vuestro permiso, os dejo con una transcripción de la crítica que un servidor hizo para Labutaca.net con motivo de su (retrasadísimo) estreno en 2007.


De “El almuerzo desnudo”, la icónica novela de William S. Burroughs, siempre se dijo que era una obra imposible de filmar. Demasiado rara, demasiado escurridiza, demasiado abstracta, en fin, capaz de burlar las normas más elementales de la narrativa tal y como se había dado a conocer hasta entonces (y tal y como, en la gran mayoría de casos, se sigue conociendo hoy por hoy), la prosa de Burroughs se presentaba como una bestia salvaje, indómita y, hasta cierto punto, “peligrosa”. Sin claros protagonistas, sin un hilo conductor específico, pero con un espíritu de provocación decididamente orgánico y electrizante, la novela metía el dedo en tantas llagas que, en efecto, no es de extrañar que, a la hora de adaptar el libro a la pantalla grande, el propio David Cronenberg renunciara a hacer un retrato fidedigno de lo expuesto en aquellas páginas, por la simple razón de que, como él mismo reconoció, una película de tales características hubiera sido prohibida en la mayoría de países del mundo. Por el contrario, vio que el único camino posible era intentar captar la esencia de su fuente literaria, trasladar a fotogramas la imaginería de la misma, en lo que acabó siendo una retorcida fusión/fabulación de la vida y obra de Burroughs que, realmente, tanto tenía del mundo del gran pope de la generación beat como del director canadiense.


Visto así, no resulta demasiado sorprendente que “El almuerzo desnudo” fílmico haya tardado nada menos que dieciséis años en llegar a nuestro país (un hecho que, siguiendo la estela de su origen literario, la convirtió hasta cierto punto en “la obra imposible de estrenar”). Sin embargo, no es algo que se deba, ni muchísimo menos, a ningún tipo de polémica insalvable ni miedo a herir susceptibilidades y supuestas sensibilidades (motivos éstos, en cambio, que sí se dieron como grandes problemas para publicar el libro de Burroughs). En absoluto: el obstáculo con que se ha topado la espléndida cinta de Cronenberg en nuestro país fue, sin duda alguna, el mercantilismo galopante con que se sigue entendiendo el cine dentro de nuestras fronteras. Y es que, de algún modo, a uno le da la impresión de que “El almuerzo desnudo” (película) no llegó a las pantallas con treinta años de retraso (hay que entender que la novela data de 1959), sino posiblemente con treinta años de antelación. Claro que, hoy en día, el ojo patrio ya está quizás más habituado a las rarezas desasosegantes de autores como, pongamos, Takashi Miike, pero los 90 eran decididamente otros tiempos. Así, parece más que probable que una simbiosis tan rematadamente perfecta de mundos tan enfermizos y extremos como los de Burroughs y Cronenberg, fuese un reto demasiado frontal para nuestros distribuidores (siempre tan “preocupados” por no hacernos pensar ni experimentar más de la cuenta).


En cualquier caso, bien está lo que bien acaba, y por fin podemos disfrutar (más o menos, claro está, pues la distribución no ha dejado de ser de lo más rácana) de una de las piezas fundamentales del cine fantástico de los 90. Una joya poseedora de una belleza hipnótica y desafiante para con nuestra imaginación, definitivamente más próxima al Cronenberg más insano e inquietante, el de “Videodrome” o “eXistenZ”, que al domesticado director de “Una historia de violencia”. Lúcida reflexión sobre los infiernos de la creación literaria y, en ese sentido, malsana prima hermana del “Barton Fink” de los Coen. Fascinante por el denso ambiente que perpetra un Cronenberg en excelente forma artística, pero también por el evocador diseño de producción, simplemente asombroso, y unos intérpretes sobrecogedores en sus respectivos roles (mucha atención, sobre todo, a Judy Davis, magnética en todas las vertientes de su papel desdoblado). En resumen, una obra tan redonda que, si se le quisiera encontrar alguna falta, habría de buscarse directamente en los efectos especiales, quizás ya un tanto desfasados para el gusto actual, más adoctrinado en la sofisticación infográfica que en los animatronics. Y aún así, podríamos determinar que lo tremendamente imaginativo de muchos diseños (sobre todo, los “insectos/máquinas de escribir” y los denominados mugwumps, espectacular translación en imagen de una descripción burroughsiana particularmente imprecisa) supera con creces a muchas realidades pixeladas de última hornada. En definitiva, una obra críptica y personal, puede que incluso demasiado para la media del cine contemporáneo (con el permiso de David Lynch)... pero, tal vez por esa misma razón, imprescindible.


En definitiva, una obra perturbadora y provocativa, francamente difícil de clasificar, que no hay que dejar de ver. O de leer, por supuesto, si os queréis atrever con el (aún más críptico) libro que la originó.

domingo, 27 de junio de 2010

¡FINALISTA AL PREMIO CRYPTSHOW 2010!

Ya es oficial, podemos decirlo bien alto: uno de mis relatos ha quedado entre los finalistas al III Premi Cryptshow Festival de Terror, Fantasia i Ciencia-Ficció. Para quien no lo conozca, y tal y como podemos leer en su propia web, "CRYPTSHOW FESTIVAL se consolida, en su cuarta edición, como el festival más importante en la difusión y apoyo de los géneros fantástico y de terror en el área del cinturón barcelonés con repercusión nacional e internacional." Como los otros años, tanto los tres relatos ganadores como los finalistas han sido recogidos y, de hecho, se encuentran ya a la venta en el libro Cryptonomikon 3, definido por la organización como "el mejor de los tres libros de relatos publicados hasta la fecha por el festival". No en vano, este año han tirado la casa por la ventana y la antología recoge la friolera de 38 relatos (entre ganadores y finalistas) del total de nada menos que 250 que llegaron a participar en la convocatoria.


Por lo que respecta a mi cuento, os puedo anticipar que se titula Schlitze, en honor al entrañable actor microcéfalo que se hizo célebre gracias al clásico de 1932 Freaks (La parada de los Monstruos), dirigido por Tod Browning. No obstante, lo que sí os digo es que el relato de Javier Quevedo Puchal (servidor) poco tiene de entrañable el personaje del título... y hasta aquí puedo leer, porque si no, no os convenzo para que os hagáis con un ejemplar del Cryptonomikon 3, ya a la venta aquí (valga la redundancia) por un módico precio de 13,65 Euros en tapa blanda (y por uno aún más módico de 4,71 Euros en edición digital para descarga).


Por último, no quisiera cerrar la entrada de hoy sin antes invitaros a que visitéis el Cryptshow Festival, que tendrá lugar en Sant Adrià de Besós (Barcelona) del 14 al 18 de julio, con proyección de cortometrajes, películas y presentaciones varias. Visita obligada, en fin, para todos los amantes del terror, el fantástico y la ciencia-ficción.

jueves, 24 de junio de 2010

"BEBÉS JUGANDO CON CUCHILLOS"

Bebés jugando con cuchillos. Vienen por la noche, amparados en la oscuridad, aprovechando que los adultos dormimos. Entran en nuestros cuartos y se deslizan hasta los armarios. Allí descansan, la espalda apoyada contra la puerta, acariciando la hoja del arma con sus dedos sonrosados. Y sonríen. Nunca he podido comprobarlo, pues cuando enciendo la luz ellos ya se han marchado, temerosos de enfrentarse cara a cara con su víctima, pero lo sé.

Usted también lo sabe, claro.

Para olvidarme de ellos, escribo sobre el dolor, sobre la soledad, sobre la muerte. Escribo sobre el miedo. Lo hago por los niños, por los niños que juegan con cuchillos. Esos niños me aterran. Pero la evidencia me dice que esos niños tendrán padres, padres despreocupados, padres felices, padres amables que leen lo que escribo. Padres que, tras leer este libro, sentirán lo mismo que yo.


Estas son las palabras en la contraportada de uno de los libros que más he disfrutado en mucho, mucho tiempo. Se trata de Bebés jugando con cuchillos (2008), de Santiago Eximeno, y supone una recopilación de una parte nada desdeñable del grueso de relatos del ya de por sí prolífico autor madrileño. Cuando uno se pone a contabilizar los galardones de los que han sido merecedores prácticamente todos estos cuentos, casi le da vértigo (por no decir que envidia de la sana): Premio Ignotus, Premio Vórtice, Premio Axxon, Premio Melocotón Mecánico... Sin embargo, lo mejor llega cuando te pones a leerlos y no te queda otra que reconocer que no era para menos. Y es que esta antología, tan obviamente heterogénea como fascinante, no se conforma con presentar una serie de historias que te van zarandeando, haciéndote ir de la tranquilidad a la inquietud, de la inquietud al miedo (y en muchos casos, del miedo al asombro), sino que además lo hace con un estilo literario de calidad indiscutible, pero que al mismo tiempo engancha y atrapa.


Desde la Introducción cuyo contenido da título al volumen, con esa amenaza inverosímil y, al mismo tiempo, asentada de alguna forma en el subconsciente colectivo (algo que da buena cuenta de la manera que tiene el autor de retorcer lugares comunes y situaciones más o menos familiares, para dar como resultado algo completamente nuevo y original), hasta Huerto de cruces, una auténtica filigrana que se apoya de manera escalada en la sugestión, para desembocar en un final sencillamente angustioso, pasando por divertimentos falsamente inocuos como La hora de la verdad (pequeño documento ficticio, que tiene la virtud de congelarte la sonrisa de una línea para otra), el libro no es sino una apuesta literaria fuerte y elegante en una época en la que, por desgracia, lo que prima es el best-seller de medio pelo. Una apuesta no sólo por el terror en el mejor sentido del término, sino también por la ciencia-ficción (ahí tenemos algún relato como Días de otoño, que casi se aproxima al costumbrismo pasándolo por un tamiz futurista, u otros como el brillante F.A.Q., que llega a combinar ambos géneros con toda soltura, gracias al profundo desasosiego que provocan sus imágenes).


En definitiva, una manera inmejorable de aproximarse al universo creativo de quien muchos consideramos todo un maestro del terror patrio. No en vano, tal me parece su calidad y originalidad, que muchas veces no se me ocurre con quien compararlo, si no es con el mejor Clive Barker (para más señas, me remito a maravillas como Todo lo que siempre quiso, Zarza o Lo más dulce). Lo curioso es que, mientras en otros países, las editoriales prácticamente se rifan a autores como Barker (y no me cabe duda de que lo mismo ocurriría con Eximeno), en España no parece tan sencillo hacerse con las obras de este escritor. ¿Por qué será? En fin, menos mal que sigue habiendo editoriales como Grupo Ajec, la encargada de publicar esta antología, que no dudan en apostar por la calidad y la originalidad... aunque no se sepa si ha funcionado bien en otros países. Y es, creo yo, gracias a editoriales como esta, que el futuro de géneros injustamente etiquetados como "menores" (terror, fantasía, ciencia-ficción) parece estar a salvo en nuestro país.

martes, 22 de junio de 2010

THE HUMAN CENTIPEDE

La sección Midnight X-Treme del Festival de Sitges tiene una gran virtud y un gran defecto. La gran virtud es que da a conocer propuestas muy interesantes pero que, debido a su naturaleza extrema (como el propio nombre de la sección indica), raramente verán la luz en las pantallas de nuestros mojigatos cines. El gran defecto es que, escudándose en esta coartada, a veces presentan unos castañazos infumables que no hay por donde cogerlos. La edición del último festival nos presentó un poco de todo, pero yo me quedé con las ganas de ver el que pareció ser plato fuerte de la velada: The Human Centipede (First Sequence) (que podríamos traducir por El ciempiés humano: Primera secuencia).


He escogido colgar este cartel porque me parece más sutil y elegante que el otro que he visto, que en realidad, se limita a reproducir una escena clave de este film de fuertes raíces cronenbergianas, escrito y dirigido por Tom Six (director que, dicho sea de paso, al venir de los Países Bajos, se corta más bien poco a la hora de ser bestia). El caso es que, a su paso por un festival que, hay que señalar, siempre cuenta con público de lo más curtido en todo tipo de gores y demás, la película en cuestión sorprendió a propios y extraños, que no tardaron en tacharla de muy extrema, enfermiza y abiertamente desagradable. El argumento empieza con un cliché en toda regla: en pleno paseo nocturno por unos bosques alemanes, dos jóvenes turistas norteamericanas tienen un percance con la rueda de su coche alquilado, así que se ven obligadas a pedir ayuda en una casa donde hay luces encendidas. Hasta aquí todo, bien, pero la cosa se complica, claro. ATENCIÓN: EL RESTO DEL ARTÍCULO ES UN SPOILER.


Y se complica porque su anfitrión es un cirujano nazi y (valga la redundancia) loco como una cabra, que pretende usarlas para unirlas quirúrgicamente a una tercera víctima (un hombre asiático) y hacer de ellos una suerte de ciempiés humano, en el que la boca de una víctima está unida al ano de otra y vuelta a empezar. Abajo os dejo una "elegante" instantánea de lo que viene a ser el sueño hecho realidad del cirujano en cuestión.


Pese a todo, la película me sorprendió al resultar ser bastante más elegante de lo que yo esperaba. Es decir, que las escenas puramente escatológicas se reducen a un par (una un tanto más gratuita que otra, eso sí), pues todo lo demás se queda en un off, una mera sugerencia o unos bocetos de trazo infantil proyectados sobre una pared blanca. Bien por el director, en este aspecto, pues el concepto de la película ya es lo bastante retorcido y terrible como para requerir de demasiada explicitud. Así pues, ¿es recomendable el film? Lo es para quien tenga pocos cortapisas a la hora de ver el horror representado en una pantalla, pero sin duda desagradará a quien tenga poco estómago o busque profundos significados y denuncias sociales (a no ser que se le quiera ver una denuncia a los excesos de la investigación científica... cosa que ni yo mismo acabo de ver, por mucho que quiera). En fin, que hay vida después de Saw... pero vaya vida, no sé si me explico (y si no, que lo explique por mí el trailer). Bon appetit!

Por cierto, que parece ser que el film sí ha acabado teniendo su cierto éxito, a tenor de esa secuela que aparentemente se encuentra en fase de pre-producción, de acuerdo con imdb.