lunes, 25 de abril de 2011

SCREAM 4: EL ¿PODER? DEL REMAKE

En 1996, Scream supuso un renacer del subgénero slasher, ofreciéndonos un film a la vez paródico y homenajeador de esas películas de psicópatas y adolescentes que proliferaron durante los 80. Se trataba de una película bastante inteligente, ágil y que, aún jugando con la parodia, no dejaba de dar miedo (pese a que ese miedo se iba diluyendo en el tercio final de la película, donde las tintas paródicas empezaban a cargarse tal vez en exceso como para asustar a nadie). El éxito de la película de Wes Craven fue tal que no tardó en surgir una secuela, esta vez jugando también con la metaficción, sólo que desde el punto de vista de las segundas partes. Obviamente, Scream 2 ya no contaba con el factor sorpresa, pero lo suplía con un guión que sostenía la inteligencia, el ritmo y el buen hacer general de su predecesora; no se trataba meramente de una secuela ideada para amasar dinero, sino que daba la impresión de ser lo bastante genuina como para conformar un binomio perfecto con su predecesora. Por supuesto, su éxito no tardó en propiciar Scream 3, una tercera parte ya bastante gratuita, que no aportó gran cosa a la saga y que, en efecto, empezaba a dejar ver sus costuras de forma más bien alarmante. Pues bien, una década después de esta película nos llega Scream 4, la cuarta y, de momento, última entrega... y, bajo mi punto de vista, la peor, la que más delata el espíritu de franquicia en el sentido más netamente mercantil que empieza a tener la saga.


Creo que el problema de Scream 4 reside básicamente en su guión, el cual, pese a venir escrito por el mismo Kevin Williamson, no consigue rescatar la frescura y el ritmo de sus dos primeras partes, sino todo lo contrario, se limita a retomar la operación de agotamiento emprendida por la tercera parte y llevarla hasta sus últimas consecuencias. Y es que hay bien poco ya no digo de original (difícil a estas alturas de la película, si se me permite la broma), sino siquiera de renovador o, simplemente, de emocionante en esta cuarta entrega, que si algo hace es limitarse a repetir de forma más bien mecánica los mecanismos de sus antecesoras, en un ejercicio de mimetismo que no lleva a ninguna parte. No hay inteligencia en el modo con que se comportan sus protagonistas (incluso muchos de los secundarios de las dos primeras partes eran más verosímiles y actuababan con más lógica) y, por otro lado, las escenas de suspense carecen del ingenio o el sentido del ritmo, planificación y profundidad que daban vida a este tipo de situaciones en Scream 1 y 2, devolviéndolas ahora de nuevo al terreno del cliché del que estas dos primeras partes habían conseguido sacarlas. Lo peor es que a mí me dio la sensación de que todo el reparto estaba francamente aburrido con esta cuarta parte, o al menos eso es lo que me sugerían desde la dirección de Craven (quien parecía haber puesto el piloto automático en el 90% de metraje) hasta las actuaciones del reparto (sobre todo, en los protagonistas habituales de la saga, con trabajos muy poco inspirados no sé si por la floja materia con la que trabajaban o, sencillamente, porque el proyecto no les interesaba más allá del talón que iban a cobrar al finalizar el rodaje).


En cualquier caso, si algo me entristeció particularmente fue la tesis que sostenía la película, y que, una vez finalizada la misma, considero que se perfila como una triste excusa para otorgar cierta dignidad y sentido crítico más o menos continuista para con sus antecesoras, cuando, en realidad, el único sentido auténtico y oculto de la misma era hacer taquilla sin demasiados esfuerzos creativos. Pues, si Scream era una tesis sobre el slasher, Scream 2 sobre las secuelas y Scream 3 sobre... en fin, sobre lo que sea... en el plano "intelectual", Scream 4 pretende erigirse en algo así como una tesis sobre el remake. Y es justo en este apartado donde yo veo un interesante material sobre el que podría haberse renovado por completo la saga y, no sé si por despiste o porque no interesaba, no se ha renovado para nada, sino que sólo se ha sofocado. La lástima es que Scream 4 no llega a ser lo bastante atrevida como para llevar su "tesis" hasta sus últimas consecuencias. No se atreve a mencionar determinados remakes recientes tan buenos o incluso mejores que el original, como el Halloween de Rob Zombie o Las colinas tienes ojos de Alexandre Aja. Si bien ella misma no llega a ser un remake propiamente dicho (tampoco es que lo intente, ni que le interese), no se atreve siquiera a reinventarse a sí misma, por ejemplo ciñéndose a la estética sucia y realista de esta nueva generación de remakes. No se atreve a intentar "mejorar" el original, ni a insuflarle vida. No se atreve a hacer algo nuevo y autónomo, sin por ello dejar de respetar el original. No se atreve a darnos personajes más vivos y verosímiles, humor aún más negro, asesinatos más cruentos. Simplemente, "no se atreve". Ni siquiera en su muy acertado y brutal tercio final, justo antes de ese doble desenlace en el hospital, que parece hecho más para contentar a los productores que a nadie.


No dejo de pensar en la maravillosa Scream 4 que podría haber salido si de verdad hubiesen llevado esa tesis del remake a sus últimas y más viscerales consecuencias. Y es que, si la primera víctima de Scream era una muy creíble Drew Barrymore, y la de Scream 2 una fantástica Jada Pinkett, ¿no hubiera sido sensacional que la primera víctima de Scream 4 hubiera sido una actriz aún más potente y visceral como por ejemplo... no sé... tal vez Natalie Portman? ¿O por qué no un chico, que eso sí hubiera sido rompedor? ¿Alguien dijo Shia Labeouf? Si vamos a ofrecer un "más difícil todavía", ofrezcámoslo de verdad. Pero no: los señores Craven y Williamson optan por abrir la esperada cuarta parte de su saga nada menos que con un festival de víctimas femeninas sin alma ninguna (ni siquiera las que sí deberían tenerla), cuya máxima aspiración en esta vida es estar predispuestas a ser machacadas por Ghostface... ah, y de las actuaciones, mejor no hablamos. Pero bueno, que esto es sólo la punta del iceberg. Y a fin de cuentas, Scream 4 es lo que es, no lo que podría haber sido. Y si algo es, al menos bajo mi óptica, es una cuarta parte innecesaria, vacua y sólo entretenida en momentos muy aislados. Una cuarta parte que ni siquiera se atreve a renovarse cuando se lo pone a sí misma a huevo (de nuevo, me remito al doble final) y que, por desgracia, de momento cierra la saga con un suspenso. Y de los bajos. Una pena.
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lunes, 18 de abril de 2011

"VERSÍCULOS PROHIBIDOS": MICRORRELATOS PARA SEMANA SANTA

Como de costumbre cada vez que hay una festividad más o menos sonada a la vista, la editorial 23 Escalones y Nocte, la Asociación Española de Escritores de Terror nos hemos unido para elaborar una antología de microrrelatos de terror. Esta vez, con la Semana Santa como tema central, obviamente. O con la Pascua, porque lo que es mi aportación, titulada "Huevos", tiene bien poco que ver con la pasión de Cristo. Como ya sabéis, tenéis que pinchar en la fantástica portada inferior para poder descargar el archivo gratuitamente (después, hay que convertirlo con un programa del estilo "Calibre"):


En fin, espero que os guste el libro. Nosotros estamos muy contentos de poder seguir ofreciendo carne (y sangre) en Viernes Santo...