lunes, 20 de diciembre de 2010

"TABERNA ESPECTRAL" Y "AGUINALDO SANGRIENTO": DOS NUEVAS ANTOLOGÍAS CON EL SELLO DE NOCTE

No os había dicho nada aún, porque era una pequeña sorpresilla con la que pretendía cerrar el año... pero desde ya mismo se encuentra a la venta Taberna espectral, la antología de relatos de fantasmas elaborada por NOCTE, la Asociación de Escritores de Terror Españoles, y en la que se incluye mi relato Una habitación sin reflejos (qué poco aficionado soy a las historias de fantasmas, pero he de reconocer que supe llevar el tema a mi terreno y creo haber logrado salirme un poco del tiesto gótico). Se trata de una antología elaborada con esmero, con algunos de los mejores escritores del género a nivel nacional (por la parte que me toca, ya me considero más que recompensado por aparecer al lado de ellos). Y además de un excelente prólogo de José Antonio Cotrina, esta antología contiene los siguientes relatos:

"Aquella noche de septiembre", Sergi Llauger.

"La improbable historia del fantasma espacial Guy de Corneille", Pedro Escudero Zumel.

"El viento del olvido", David Jasso.

"El después", José Alberto Arias.

"Fresco", Joe Álamo.

"La cadena no debe romperse", David Mateo.

"Marcas de luna", Nuria C. Botey.

"Sombra", Miguel Puente Molins.

"Una habitación sin reflejos", Javier Quevedo Puchal.

"Barrer, quizá soñar", Emilio Bueso.

"Asuntos pendientes", Ángel Villán.

"La comunidad", Rubén Serrano.

"Recuerdos de mi hermana", Santiago Eximeno.

"Himeko", Miguel Aguerralde.

"Cadena de sueños", Juan Ángel Laguna Edroso.


Para quien se esté preguntando cómo hacerse con un ejemplar de esta maravilla, nada más fácil que hacer click con el ratón en la foto inferior de la portada. Os lo llevan directamente a casa por un precio bastante asequible.


Por otro lado, y sin salirnos de la Editorial 23 Escalones, para ir abriendo boca a los mazapanes y todo eso, NOCTE ha elaborado también una antología especial Navidad de microrrelatos, esta vez de descarga totalmente gratuita. Incluye mi microrrelato La tregua, por cierto. La podéis descargar cómoda y gratuitamente haciendo click a la imagen inferior:


Felices y sangrientas Navidades...

miércoles, 15 de diciembre de 2010

MESA REDONDA SOBRE VAMPIROS Y ZOMBIS

"El ocaso de los mitos: vampiros y zombis en la literatura del s. XXI." Con este más que apetecible título, el próximo lunes 20 de diciembre tendrá lugar de 18:30 a 20:30 una apasionante mesa redonda en el Colegio Universitario Cardenal Cisneros de Madrid. De entrada absolutamente libre, y con la profesora y amiga Nuria Calderón como moderadora, contará con la colaboración de otros cuatro colegas y miembros de NOCTE, la Asociación Española de Escritores de Terror, como son Rubén Serrano, Magnus Dagon, Rubén Sánchez Trigos y Marc R. Soto, que debatirán en sendos grupos la importancia y evolución (o involución) de sendos mitos a lo largo de lo que llevamos de siglo, cada uno de ellos defendiendo uno de dichos arquetipos frente al otro.


La verdad es que el debate tiene una pinta alucinante. Y, además, muy apropiadamente de acuerdo con el tema de debate, se firmarán ejemplares de las antologías a cargo de NOCTE La Sangre Es Vida (Mandrágora, 2010) y Antología Z. Vol 2 (Dolmen, 2010). ¿Os lo váis a perder? Yo no, desde luego. Recordad: lunes 20, a partir de las 18:30, en Universidad Cardenal Cisneros (C/General Díaz Porlier, 58. Aula 22, Madrid).

¡Allí nos vemos!

lunes, 6 de diciembre de 2010

CAPERUCITAS ROJAS

Posiblemente, mi cuento de hadas favorito es Caperucita Roja. No sé qué hay que me fascina tanto en esa historia de una niña (aunque la mayoría de adaptaciones retoma convenientemente la componente erótica de la versión de Charles Perrault y hace de ella una adolescente) que ha de cruzar un bosque milenario para llevar una cesta con comida a su abuela convaleciente y, por el camino, despertar a la sexualidad de la mano del gran lobo feroz. No me cansaré de repetirlo: si queréis indagar en las raíces y múltiples reelaboraciones que este mito ha tenido durante la Historia, lo ideal es leer el ensayo Caperucita al desnudo, de Catherine Orenstein. Y sin embargo, es un libro que sigue quedándose corto, pues las relecturas no dejan de sucederse, como si aún quedara mucho por decir... o por explotar, según el caso.


Parece ser que esta vez le toca el turno con Little Red Riding Hood, la adaptación cinematográfica que Catherine Hardwick acaba de rodar y que, tras su Crepúsculo, no sería de extrañar que adaptara esta metáfora sobre los peligros del despertar a la sexualidad a las nuevas corrientes de moda sobre jovencitas virginales atraídas por jovencitos depilados y con toque paranormal de turno. Cámbiese vampiros por licántropos y, probablemente, tengamos las claves de lo que nos ofrece esta nueva versión del cuento de Perrault... y si no, me remito al trailer, con una Amanda Seyfried que, eso sí, parece perfecta para el papel protagonista:



En cualquier caso, esta (¿inesperada?) puesta al día del cuento clásico me parece que proporciona una oportunidad perfecta para hacer un pequeño repaso a aquellas encarnaciones de Caperucita Roja que me parecen más reseñables dentro del mundo audiovisual. Me ciño básicamente a cortos y largometrajes, dejando fuera (con todo el dolor de mi alma) maravillosas adaptaciones como la del anuncio de Chanel nº 5.


En el cortometraje de David Kaplan, una Christina Ricci pre-delgadez-extrema daba sus aún voluptuosas formas púberes a una adaptación fiel tanto al original de Perrault (si mal no recuerdo, estaba narrada en verso, nada menos que por Quentin Crisp) como a algunas versiones orales del cuento no sólo más antiguas, sino también más retorcidas (Caperucita exhibe una astucia mayor de lo que nos suelen pintar... aunque sin llegar a los niveles que iremos viendo posteriormente). Una rareza no poco recomendable.


En Le dernier Chaperon Rouge, alucinado y pseudo-futurista cortometraje francés de imagen fuertemente enraizada en los mundos de Jean-Pierre Jeunet, la actriz Emmanuelle Béart compuso una de las Caperucitas más sensuales que recordamos. Se sigue jugando con la mezcla de candidez y erotismo, pero sus exhibiciones de poder son aún demasiado dubitativas como para no seguir hablando de una fantasía sexual masculina hecha carne, básicamente. Pese a todo, su condición de cuento oscuro, su estética fascinante y una pequeña vuelta de tuerca a la historia tradicional (sobre todo, en lo que a las intenciones de la abuela se refiere) son bazas lo bastante poderosas como para recomendarla.


Anna Paquin nos dio con su papel en la espléndida Truco o Trato una inesperada relectura de Caperucita Roja, que si bien no tiene mucho de original en sí misma, sí lo tiene en cómo queda reflejada en la pantalla, en cómo se adapta a la temática del film y, sobre todo, en el modo con que juega y retuerce las expectativas del público tipo de esta clase de films. Una relectura con un buen twist final que, por qué no reconocerlo, hace de este segmento (si de segmentos podemos hablar en un film episódico tan poco episódico) posiblemente el más memorable de la película.


Es posible que, hasta la llegada de Freeway, nunca antes nos hubiéramos encontrado con una versión de Caperucita tan rematadamente gamberra, de un humor negro maravilloso, y tan necesaria para describir la realidad inmediata. En ella, Reese Witherspoon se convierte en una impagable Caperucita suburbial que, tras una serie de contratiempos familiares, se ve obligada a irse en coche en busca de la abuela a la que apenas conoció. Por desgracia, un problema con el motor la deja tirada en plena autopista... al menos, hasta que un amable psiquiatra llamado Dr Wolverton (¿hacen falta explicaciones?) se ofrece amablemente a ayudarla. A partir de aquí, una espiral de violencia, sadismo psicológico y muy mala uva, en la que, llegados a un punto, ya no sabemos quién es el acosador y quién el acosado.


Antes decía que, hasta la llegada de Freeway, no habíamos conocido una adaptación tan necesaria para describir la realidad inmediata. Y así siguió siendo, desde luego, al menos hasta el aterrizaje de Hard Candy, que optaba por olvidarse de las coartadas cómicas y cuasi cartoonescas de la anterior para ofrecernos la visión más oscura, perversa y terrorífica que hay a fecha de hoy (me cuesta imaginar que se supere) del cuento de Perrault. Esta vez, el papel de Caperucita es interpretado por Ellen Page, dando vida a una menor de edad (¿o, al final, no era menor?), que se cita a ciegas con un treintañero con el que ha estado chateando, sin sospechar los peligros que puede entrañar semejante encuentro. Una película opresiva, de moral difusa, por momentos casi insoportable, llena de giros inesperados y sin la menor concesión a la piedad. Y, por si esto no fuera suficiente, nos regala una interpretación prodigiosa tanto por parte de Page como de su compañero de reparto. Sin duda, un clásico de lo que llevamos de siglo.


Y he aquí la película que me enseñó a amar el mito: En compañía de lobos, de Neil Jordan, adaptación ejemplar del relato homónimo de Angela Carter, así como de Licantropía y Lobalicia. Si alguien cree que Catherine Hardwick ha inventado el agua tibia con su nuevo film, quizás debiera echarle una ojeada a este cuento de despertar a la sexualidad, con una sensual Caperucita (Sarah Patterson) atraída y repelida al mismo tiempo por esos enigmáticos hombres salvajes del bosque, que son peludos por dentro y a los que las cejas se les juntan. Nunca antes el mito de la joven atraída por el lobo feroz había brillado con tal intensidad. Nunca antes el misterio del bosque milenario fue presentado con tal exuberancia. Nunca antes se habían mostrado con tal certeza las leyendas europeas sobre los hombres-lobo. Una película que te atrapa desde el primer visionado y que, al menos en mi caso, se me ha quedado dentro. Imprescindible.