lunes, 9 de mayo de 2011

EL FUTURO DEL TERROR: ¿HIBRIDACIÓN O CLASICISMO?

No hace mucho, surgió un interesante debate en Nocte en torno a un artículo periodístico, donde se proclamaba que el único futuro posible para el género pasaba por abandonar el terror de corte más paranormal y aferrarse a un terror, digamos, más "real". Resumiéndolo un poco a grandes rasgos, lo que aquel texto defendía es que el lector/espectador actual, tan habituado como está ya a todo tipo de tramas y seres paranormales, ya difícilmente se inmuta cuando se le ofrece una historia con un vampiro o un zombi (por poner un par de ejemplos). Así pues, dado que este lector/espectador estándar conoce perfectamente los resortes de este tipo de temas, y, por tanto, ya no le impresionan, lo deseable para que una historia de terror resulte eficaz se supone que debería ser ceñirse a aquellos temas que sí puedan impresionar al lector/espectador. A saber: un terror más enraizado en la realidad.


Y aquí surgió la pregunta: ¿estamos de acuerdo con lo que proponía el susodicho artículo? Pues no del todo, la verdad... por no decir no "del nada". Bajo mi punto de vista (y aquí hablo no como portavoz de Nocte, sino por mí mismo) creo que si uno se ciñe tan sólo al terror "realista", casi por norma, puede acabar cayendo en los mismos errores en los que muchos han incurrido al abordar el terror "paranormal": desinflar el invento, convertirlo en una rutina, conseguir que el público objetivo le vea las costuras. Así, tan indiferente puede quedar alguien ante la enésima historia de invasiones zombis como ante la enésima historia de secuestros con rodaje de películas snuff de por medio. Desde el momento en que caemos en una espiral de rutinas, repetimos clichés y lugares comunes (de forma consciente o no), y nos empeñamos en "hacer género" de manera más mecánica que inspirada, posiblemente el resultado sea la anticipación del lector/espectador y la anemia más absoluta de la obra. A mi humilde entender, sólo hay una manera de salvar todo esto, y es echarle pasión a lo que uno crea. No basta con escribir terror: hay que dotarlo de "alma", tratar de conseguir la mejor obra posible, sin dejarse intimidar por el hecho de que "tiene que ser terror". Interesa la historia, interesan los personajes, interesa el texto... y si tenemos un texto que carece de todo ello, no tiene ningún sentido el debate sobre si debería haber vampiros o psicópatas: el texto, simple y llanamente, no sirve.


Llegados a este punto, algunos de los miembros de Nocte concluímos que quizás el futuro del género no sea otro sino la hibridación. No limitarnos a nosotros mismos adscribiéndonos a lo ya hecho, a lo que se supone que tenemos que escribir, a los patrones más puramente genéricos del asunto, sino abrirnos a otros tipos de literatura, experimentar... y, de algún modo, tratar de ofrecer buena literatura, obras diferentes y que puedan sorprender al lector. Obras que puedan "llegarle". Básicamente, lo que yo pretendía con mi novela Cuerpos Descosidos, si se me permite el atrevimiento. Partiendo de esta premisa, pues, el debate sobre "terror real" versus "terror paranormal" quizás se vuelva innecesario, incluso obsoleto. ¿Es mejor la enésima historia de vampiros o la enésima de allanamientos de morada? Pues, si tenemos que usar el adjetivo "enésima", ninguna de ambas. Lo será la historia de vampiros que tenga entidad propia, personajes interesantes, situaciones verosímiles. O lo será la historia de allanamientos violentos que no se limite a intentar zarandearte a toda costa, incluso a costa de personajes de cartón piedra. Lo será, en definitiva, la historia que de verdad se crea a sí misma. Ahí está el futuro.