jueves, 1 de agosto de 2013

NUEVAS RECOMENDACIONES: "EXPEDIENTE WARREN (THE CONJURING)", "AMERICAN MARY", "EL CALLEJÓN", "EVIL DEAD", "EXCISION"


No descubro nada si digo que James Wan es la Lady Gaga del cine de terror. Es decir, que a quienes nos gusta es porque retoma una forma de hacer las cosas que recuerda a tiempos mejores, solo que con lo mejor de estos tiempos; y a quienes no les gusta es porque les parece que lo ha copiado todo descaradamente de otros que ya lo habían hecho antes mucho mejor. A mí la Gaga no me gusta, pero Wan sí. No tanto en Saw, donde me olí el final y además me pareció una especie de Seven marca Hacendado, como en Insidious y, sobre todo, Dead Silence. Pero, bueno, hoy venimos a hablar de su última película, Expediente Warren (The Conjuring). ¿Mola? Sí. ¿Tanto como dicen los medios? No. De hecho, se nota mucho que, al estar basada en hechos supuestamente reales, los guionistas estaba un poco atados de pies y manos y han hecho lo que han podido con una historia que, a poco cine de terror que hayas visto, la conoces al dedillo prácticamente de principio a fin: familia ideal con niños se muda a una casa en el campo y empiezan a pasarles cosas raras, cada vez más chungas, hasta que deciden llamar a unos médiums y... Pues eso, una mezcla de Terror en Amityville y alguna que otra cosa que no cascaré por no hacer el poco spoiler que se puede hacer. Está claro que si el guion lo hubiera escrito Wan al alimón conLeigh Whannell, como en las anteriores, ahora tendríamos una ida de pinza maravillosa que daría unas cuantas vueltas de tuerca a conceptos por todos conocidos como si los hubiéramos parido, para desembocar en un final delirante que jamás olvidaríamos. Pero no: tenemos una historia escrita por unos señores muy serios que se lo toman todo muy en serio. Y me sabe mal decirlo, pero la película, de no ser por el buen hacer de Wan tras la cámara (que logra darte mal rollo en varias ocasiones, aunque sin llegar a los sustos tan creativos que vimos en Insidious), es bastante rutinaria en ese sentido.


En cambio, American Mary es casi el polo opuesto de The Conjuring: una puta locura que no hay por donde cogerla, pero que justo por eso puede resultar bastante estimulante según para quién. Nos narra la historia de una estudiante de cirugía (la hermana guapa de Ginger Snaps, que está tanto o más magnética que en aquella película... y desde luego más ternesca y zumbada), quien, tras acudir a una entrevista fallida para trabajar como stripper (o camarera, no recuerdo) en un local de los bajos fondos, acaba improvisando una chapucilla cirujana, lo cual le abre las puertas a nuevas posibilidades laborales que ni se imaginaba. A partir de ahí, la película se desarrolla de forma inesperada (tanto que se desarrolla bastante mal, todo hay que decirlo), pero justo ahí tiene su mejor baza, pues te pone mal rollo en el cuerpo al no saber tú muy bien lo que estás viendo (ay, esas mujeres operadas como muñequitas... literalmente). Todo lo contrario que con la película de Wan, que vale que es bastante menos chapucera en cuanto a realización, pero argumentalmente te las ves venir desde hace semanas.


La gente se ha ensañado como hienas en celo con El callejón... y a mí me parece todo muy gratuito, la verdad. ¿Que Ana de Armas no es Meryl Streep? Ya ves tú qué sorpresa. Eso lo sabemos todos sin necesidad de habernos sacado una licenciatura, chatos (no hay más que ver el desmadre de acentos con que nos agasaja en la peli). Pero os recuerdo que interpreta a una scream queen envuelta en una situación claustrofóbica dentro de una lavandería automática en un callejón apestoso y, como tal, da el tipo totalmente: se asusta bien, es muy guapa y luce divinamente con el suje manchado de sangre. ¿Qué más queréis? Además, la película dura 70 minutos en los que, a partir del minuto 20 (lo sé, podría haber sido desde el 10), apenas te dan respiro, con lo cual te ofrecen una serie B como la copa de un pino bastante bien resuelta dentro de lo simplona que es, a pesar de cierta sorpresilla que no voy a insinuar (y mejor que no veáis el trailer...), pero que a mí no me parece tan cogida con pinzas, pues de hecho me la vi venir. Vamos, que hasta un capítulo de La que se avecina es más largo y aburrido. Y de las pelis de Haneke ya ni hablemos...


Lo malo que tiene el remake (o reboot, que yo con estas cosas ya me lío) de Posesión infernal es que la original era una película icónica del género y, como tal, cuenta con toda una legión de fans acérrimos e irracionales que, como tales, si son lo bastante masoquistas como para ver el remake de su película favorita, lo más probable es que acaben sufriendo profundamente (y no en el buen sentido). Pero si uno se relaja y se deja de lado los fanatismos y las retransmisiones en el canal Al Qaeda, se encontrará con una Evil Dead que tiene que ver con la original lo justo y necesario. De hecho, aunque necesariamente es menos original, el tono es mucho más grave y serio, más sórdido... empezando por los motivos de ese fin de semana en una casita de campo que acaba como el rosario de la aurora demoníaca, pues ya no es el plan de una pandilla de fiesteros, sino la voluntad de unos jóvenes de recluir a una amiga yonqui para que pase el mono. Ya solo ese viraje en las intenciones es como para tomar un poco en cuenta la propuesta. Aparte de que, al cambiarte los personajes y el desarrollo de las situaciones, un poco de factor sorpresa sí sigue habiendo por narices. Luego ya te podrá gustar más o menos, te podrá dar más o menos mal rollo, te podrá divertir más o menos (a mí no me dio tiempo de aburrirme, francamente)... pero lo que uno no puede decir es que es un remake innecesario, pues, aun dándote lo mismo que el original, te da algo radicalmente distinto. Y eso me parece a mí que es de agradecer.


Excision tiene, sin duda, una de las carátulas más potentes e hipnóticas que recuerdo en años. La lástima es que todo resulta muy simbólico y, de hecho, esta imagen no la encontraréis en la película (aunque, una vez vista, creo yo que se puede adivinar sin mayores problemas el sitio que ocuparía dentro del metraje, si la hubieran incluido). Curiosamente, el caso de este filme es un poco el mismo que el de American Mary (de hecho, ambas comparten a una protagonista joven obsesionada con la cirujía y las anatomías ajenas). También en ambas la historia es una puta locura, solo que los derroteros que toma Excision están más meditados y mejor perfilados que en American Mary, donde todo era más a lo bruto y viva la virgen. Lo bueno de Excision es que no hay solo una cosa buena, sino muchas: la actriz principal, la actriz que hace de su madre (esa Tracy Lords que ya dejó muy atrás el porno y, para mi sorpresa, nos da todo un recital interpretativo... de los que no acaban con corridas), los delirios oníricos de la protagonista, un guion que en todo momento te hace reír al mismo tiempo que te transmite una sensación profundamente enfermiza, un desarrollo que nunca sabes con exactitud dónde te puede llevar... y ese desenlace absolutamente brutal, tal vez el más salvaje y sin concesiones que he visto en lo que llevamos de año. Una propuesta muy recomendable. Pero, ojo, tampoco para todo el mundo.