viernes, 25 de febrero de 2011

"SECUESTRADOS": TERROR EN ESTADO PURO

Precisamente hoy se estrena en cines Secuestrados, dirigida por Miguel Ángel Vivas (quien, por cierto, será también el director de la adaptación al cine de Y pese a todo..., el best-seller de mi compañero en Nocte Juan de Dios Garduño). El caso es que, no sé si para sorpresa de muchos o no, Secuestrados está resultando una de las producciones españolas que, despacito y con buena letra, mejor se está vendiendo en el exterior. Claro que, como aquí somos así de cutres y casposos, no me extrañaría que en nuestros propios cines pasara con más pena que gloria... de modo que me hago un poco eco de ella, ya que sin duda se trata de una de las experiencias más aterradoras que se puede vivir en una sala de cine. Como ya la vi en su día durante el estreno en el festival de Sitges y elaboré en este mismo espacio una pequeña crítica, aquí os la transcribo de nuevo:


"Y llegamos al plato fuerte (fortísimo, diría yo) de la jornada... y, en general, del festival (con permiso de A Serbial Film). Hace un par de años, el mazazo de honor nos lo dieron Martyrs y Eden Lake. El año pasado, no recuerdo que tuviéramos siquiera mazazo de honor. Este año, el turno es de Secuestrados. A la salida de la película, teníamos sensaciones encontradas sobre lo que acabábamos de ver. A mi amigo Javi le pareció peliculón. A nosotros nos gustó, pero encontrábamos que faltaba "algo" que diera sentido a la película, más allá de hacértelas pasar perras (pero mucho) durante lo que dura su metraje. Luego ya leímos entrevistas al director, Miguel Ángel Vivas, y descubrimos que su objetivo no era otro sino ese: hacerte vivir en tus propias carnes, de la forma más ajustada y más en primera persona posible, la experiencia de lo que vendría a ser uno de esos allanamientos de morada y secuestros express por parte de una banda del este llenos de tensión y violencia. Dicho lo cual, podemos afirmar que la película cumple al 100 % con su cometido. Y aún así, yo sigo preguntándome: ¿hasta qué punto es legítimo que sea ese y ningún otro el objetivo? Pues no lo sé, la verdad... En cualquier caso, es valorable lo cojonudamente que está rodada, a base de una sucesión de planos secuencia que yo calificaría de virtuosos (sobre todo, teniendo en cuenta que hay bastante acción y riesgo), así como unas actuaciones generalmente solventes, entre las que sobresale la eternamente ninguneada Manuela Vellés, que interioriza hasta tal punto su personaje que te estruja las tripas como pocas veces me ha ocurrido delante de una pantalla. De nuevo, no sé hasta qué punto la recomendaría. Hay películas como Irreversible o Funny Games (con la que tanto se la ha comparado, por cierto, y creo que algo gratuitamente) que te las hacen pasar putas con un objetivo claro, con un mensaje, incluso con pequeños rayos de luz que oxigenan tanto mal rollo. Secuestrados no: la oscuridad es asfixiante, inabarcable, inexorable... y quizás esa falta absoluta de concesiones sea precisamente una virtud. Sin embargo, y aún a sabiendas de que sería injusto tacharla de torture porn absurda sin más, la verdad es que no sé si hoy por hoy lo tengo tan claro."


En otro orden de cosas, os comento que ayer salió en la red la primera reseña crítica a mi nueva novela Cuerpos descosidos, así como una auto-entrevista publicada en el blog "El Subcultural". Y ya para rematar la jugada, ¡desde ayer mismo se encuentra la novela a la venta en librerías físicas! Yo no sé a qué estáis esperando para comprarla, la verdad... Además, si queréis que os firme vuestro ejemplar en las presentaciones que haremos durante el mes de marzo (y serán varias... y algunas de lo más interesantes... y el que avisa no es traidor), yo encantado. Como siempre, podéis estar al día de presentaciones, eventos y más relativos a Cuerpos descosidos simplemente yendo al blog oficial de la novela, pinchando abajo en la cara de Elsa Lanchester.

domingo, 20 de febrero de 2011

CRÍTICA DE "FANTASMAS", DE JOE HILL. HAY ESPERANZA...


Ser hijo de un artista famoso y tratar de triunfar en su propio terreno es, qué duda cabe, un arma de doble filo. Por un lado, la tentación de usar un apellido con ciertas resonancias para escalar rápido dentro de las listas de ventas debe de ser una baza francamente difícil de rechazar. Por otro, el miedo a convertirse sólo en la sombra de otra persona, y la desconfianza ante la posibilidad de no ser valorado por uno mismo, deben de ser constantes quizá aún más poderosas si cabe. Lo admito: cuando descubrí que Joe Hill no era sino el hijo de Stephen King, me dejé avasallar por todo tipo de prejuicios. Para empezar, no es que King sea precisamente uno de mis autores favoritos, así que los genes de Hill no me impresionaban demasiado, en ese sentido. Es más, sin duda un tanto presuntuosamente por mi parte, no tardé en formarme (de manera bastante precipitada, lo admito) mi teoría sobre por qué Hill optaba por “enmascarar” la conexión que lo unía a su célebre progenitor: “si mi padre escribiera como King, yo también preferiría echar tierra de por medio”. Sin embargo, cuando mis compañeros de Nocte empezaron a recomendar algunos de sus relatos cortos, decidí comprar la antología Fantasmas. Y no me arrepentí. Todo lo contrario: tomé nota mental de tratar de tener menos reservas en lo sucesivo. Hoy por hoy, puedo afirmar que este libro cuenta con algunos de los relatos más hermosos, inquietantes, terroríficos, entrañables, sutiles y, en la mayoría de casos, tremendamente inteligentes, que he leído en mucho tiempo. Me imagino que la conexión con el autor de best-sellers tan famosos como It (Eso) debe de estar por alguna parte, pero yo no la acabo de ver. Quizá algo haya en la aparente simplicidad de alguna de las historias, o quizá en ese gusto por volver la mirada a un pasado no tan dorado como nos había parecido siempre. En todo caso, son similitudes pequeñas, casi tomadas por los pelos. King escribe para cualquiera que sepa leer, y en demasiadas ocasiones, para quien no suele hacerlo de forma habitual. Por el contrario, no tengo claro que Hill escriba teniendo un target específico en mente. Sus relatos son tan heterogéneos que no siempre es fácil etiquetarlos. A veces, poéticos como una pieza de Jorge Luís Borges. Otras, inasibles y llenos de resonancias, como una historia de Neil Gaiman. Y a menudo, tan inquietantes, de un terror tan taimado e inmediato, que se diría sólo son comparables con las más cruentas noticias que salpican las páginas de los periódicos.

Tal vez la mayor pega que podamos sacar a esta antología es su engañoso título (simplificación del inglés 20th Century Ghosts)… o al menos, engañoso en apariencia: ¿al fin y al cabo, aún no estando muertos, acaso no podrían considerarse fantasmas la mayoría de personajes que pueblan sus páginas? ¿Quién está más muerto: la fantasmagórica habitante del cine de "Un fantasma del siglo XX", o el hombre de carne y hueso que la ha sobrevivido? Por otro lado, ¿no tiene algo de etéreo, más allá de lo obvio, el niño hinchable que protagoniza "La ley de la gravedad", relato fantástico completamente alejado del terror, y sin duda una de las cumbres de esta antología? ¿Y ese chico casi autista de "Reclusión voluntaria", que sólo es capaz de ser libre cuando se aleja de la realidad inmediata para explorar una especie de realidad alternativa, tan atrayente como peligrosa?

Sin embargo, ya he mencionado que, si bien no de forma continua, el terror sin asideros, y casi sin coartadas, también está presente en este libro. Bajo el elocuente título "El mejor cuento de terror", el relato que abre la antología es una pieza casi metalingüística sobre el género, que juega con nuestros conocimientos sobre el mismo para darnos uno de los desenlaces más espeluznantes (pese a su previsibilidad… o gracias a ella) que he leído en mucho tiempo. Más abierto, pero no menos escalofriante, es el desenlace de "Carrera final", relato que comienza con la intrascendencia de una viñeta costumbrista para acabar en angustioso y sangriento survival. Y completando un poco esa especie de trilogía en torno a los psycho-killers y el terror más cotidiano, no podemos olvidarnos de "El teléfono negro", otra opresiva historia de survival con ingredientes paranormales (o no tan paranormales, quién sabe) adicionales. No obstante, para quien esto firma, si hay una pieza que sobresale respecto a las demás, seguramente sería "La máscara de mi padre", hermosísimo cuento de hadas oscuro, poético y profundamente aterrador, de una originalidad rabiosa y tan cargado de sugerentes elipsis que te deja con la boca abierta (literalmente: doy fe de que me ocurrió), todo lo cual lo convierte en esa especie de triple salto mortal que, ya por sí solo, justificaría la existencia de este libro maravilloso… si con todo lo demás no hubiéramos tenido suficiente, que lo dudo.


Lo que acabáis de leer es mi crítica literaria de este mes para el nº 2 del ezine mensual Ultratumba, que ya podéis descargar de forma enteramente gratuita pinchando en la imagen inmediatemente superior de su portada. Os recomiendo que le echéis un vistazo, pues, como ya sabéis, se trata de una revista con unos contenidos de lo más interesantes (y no lo digo sólo por lo que me toca, pues está cojonudamente maquetada por Javier Herce, alma mater del proyecto).


Y ya para finalizar, os recuerdo que desde esta semana se encuentra por fin a la venta mi nueva novela Cuerpos descosidos. La podéis adquirir directamente a través de la librería on-line de la editorial NGC Ficción! (que os la manda a casa cómoda y baratamente), o bien muy pronto en tiendas como Fnac, El Corte Inglés, La casa del libro... o encargándola en vuestra librería de confianza, of course totalmente. Ah, para quien tenga curiosidad por saber de qué va la novela, le invito a que visite el blog oficial de la misma, en el que iré hablando de todas las últimas novedades sobre esta, promociones, presentaciones... ETCÉTERAS.

jueves, 10 de febrero de 2011

"CUERPOS DESCOSIDOS", NUEVA NOVELA DE JAVIER QUEVEDO PUCHAL

A ver, sí, lo admito: esto debe de ser una de las cosas más petardas que haya hecho nunca vía Internet. ¿Que a qué me refiero con el confuso término "esto"? Pues a lo de Renée y todo... Es decir, no sé si habréis leído mi penúltima entrada en el blog de las Ultracerdas... Pues bien, resulta que era todo una bola más grande (y redonda... y musculosa) que Mariah Carey. Es decir, bola lo que se dice bola, no era una bola: la tal Renée sí existe, y su ayudante Isabella, y El Cabaret de los Pecados... ¡pero existen dentro de las páginas de un libro! En concreto, dentro de mi nueva novela, Cuerpos descosidos, editada por NGC Ficción! y que saldrá a la calle la semana que viene, si El Gran Cthulhu no se pone a malas. ¿Y de qué va la novela? Pues si queréis ir abriendo boca, podéis visitar periódicamente El confesionario de Renée, que no es otra cosa que el blog oficial de la novela. En él iréis encontrando a modo de diario personal desde un vistazo a los entresijos de cómo se ha gestado el libro (mi primera incursión de largo formato en la literatura de terror), hasta, cómo no, todas las últimas noticias relativa al mismo (presentaciones, entrevistas, reseñas... puestas a caer de un burro, que seguro que también las habrá, porque el libro toca algunos temas peliagudos...). ¡Asi que ale, ya estáis agregándolo a favoritos!


Por otro lado, como a uno se le va el santo al cielo con tanto proyecto in the air (y os aseguro que haberlos, haylos, como las meigas), se me pasó absolutamente anunciaros que Nocte, con ese culo inquieto que nos caracteriza, elaboró recientemente al alimón con 23 Escalones una nueva antología de microrrelatos de terror EN DESCARGA GRATUITA (roñosos...), esta vez dedicados a "las rebajas" (tema terrorífico donde los haya). Se titula Liquidación Final e incluye, entre otros, mi microrrelato "Gran ganga". Como ya sabéis, podéis descargarlo de forma totalmente libre, gratuita y anti-Sinde pinchando en la imagen inferior...


Ah, sin pretensión de desmerecer ninguno, os recomiendo particularmente los micros que ha escrito Nuria C.Botey, que son la leche. Ya me pasaréis el parte...