miércoles, 23 de marzo de 2011

"BORGIANOS. EPITAFIOS Y NANORRELATOS": FICCIÓN MÍNIMA A CARGO DE GUILLERMO ARRÓNIZ LÓPEZ

La ficción mínima es tal vez una de las opciones literarias más llenas de contrastes. Y esto lo afirmo no sólo como lector, sino también como escritor. Si ya por regla general el público observa los relatos cortos con cierta condescendencia, casi como mirándolos por encima del hombro (al menos, respecto a su hermana mayor, la novela), ¿qué cabe esperar de los microrrelatos o los nanorrelatos, que parecen un mero entretenimiento inocuo e indigno de una mejor opinión? Sin embargo, quien esté habituado a leer de vez en cuando ficción mínima, sabe que a menudo se encuentran pequeñas perlas que consiguen que la busqueda merezca la pena.

Lo curioso es que, hasta el día de hoy, prácticamente todo lo que había leído sobre ficcion mínima quedaba enmarcado en el género de terror, fantástico y, muy a menudo, macerado en cierto humor negro. Por eso la antología en descarga digital gratuita Borgianos. Epitafios y nanorrelatos de Guillermo Arróniz López se me antoja tan especial, pues consigue no sólo nadar contracorriente, sino algo inaudito: nano-ficción histórica. Y es que, ¿quién no relaciona la novela histórica con tremendos ladrillos de tropecientas páginas, descripciones hasta en los márgenes de la página y, en general, cierta sensación de que sobra medio libro? Sin embargo, lo que Arróniz logra con su antología es todo lo contrario: abrirnos una ventana a uno de los periodos más ricos y, a la vez, convulsos de Europa... y sin embargo, hacerlo de forma intrigante, con una sucesion de episodios y anécdotas que no se hace nada pesada, y que lejos de empacharnos, nos deja con ganas de más. La "anti-novela historica", en fin.


¿Y qué pinta una antología sobre los Borgia en un blog de terror y fantástico?, os preguntaréis. Obviamente, eso lo decís porque no habéis leído la antología, generosa en pasajes de lo más truculentos y macabros, tanto más perturbadores cuanto más tenemos en mente que se basan en hechos reales. Ahí tenemos la espeluznante venganza de Caterina Sforza, por ejemplo, digna del más aterrador cuento de miedo. O la tortura de cera y perlas a la que someten a un traidor, la cual consigue ponernos los pelos de punta. En cambio, otros relatos no son tan explícitos en sus conclusiones, y precisamente es ese final dejado a nuestra imaginación lo que logra inyectarnos la inquietud bajo la piel: de nuevo, volviendo al personaje de Caterina Sforza, ahí tenemos ese desafío que fue penado con cierto castigo a sus hijos, del cual no llegamos a saber gran cosa y que el autor salda con un intrigante "Lo que no es tan famoso es qué pasó con sus dos vástagos"; o uno que me ha gustado particularmente, el de Isabelle d'Este, marquesa de Mantua, tan elegante y sugerente que no puedo hacerle justicia sino transcribiéndolo de forma literal: "Le regaló doscientas máscaras de diversos diseños. De ricas telas y joyas. Pero se guardó la que le servía para fingir su amistad hasta que llegara el momento adecuado."

Por desgracia, he de admitir que no me considero un gran versado (ni siquiera uno pequeño) en la época de los Borgia, de modo que me temo que muchos de los matices de esta antología se me pasan por alto. Aún así, se capta a la perfección la voluntad de Guillermo de desmontar lugares comunes, cuestionar opiniones casi adocenadas y dar a determinados personajes la dimensión que (cosas de la Historia, que ya sabemos que la escriben los vencedores) se les ha negado casi por tradición. De este modo, con una prosa ágil, sencilla, pero ferozmente certera, tiene la audacia de aportar sombras a donde siempre hubo sólo luz y luz a donde nunca hubo más que sombras. Y si, en un arrebato no sé si de feminismo o tan sólo de mera justicia, reniega de perfilar a Lucrecia Borgia como la especie de femme fatale que los historiadores han elegido ver en ella ("Sin embargo empeñó sus joyas para atender a enfermos y desvalidos y llevó cilicio sus últimos años", nos aclara muy elocuentemente), tampoco se resiste a apuntar los multiples defectos de Ludovico "El Moro", de quien, como se señala al final de su microrrelato, "nadie habla especialmente mal".

En resumen, y ya casi desde la propia "Introducción", podemos decir que Borgianos. Epitafios y Nanorrelatos es una obra francamente apasionada y apasionante, irónica y severa, jocosa y aterradora... y, sobre todo, muy documentada y meditada, pero sin por ello renunciar a entretener, con un ingenio a veces rayano en lo endiablado (el autor es capaz de llegar a los extremos de personificar el desbordado río Tiber como si fuera un ente en busca de venganza o equiparar una enfermedad tan terrible como la sífilis con otros "muchos grandes personajes de la Historia"). No importa que, como yo, no seáis grandes conocedores de este periodo historico, pues Guillermo Arróniz López consigue algo al alcance de muy pocos: que una pieza literaria histórica no te harte, sino que te deje con ganas de más. Lo dicho: la "anti-novela histórica".

La antología Borgianos. Epitafios y Nanorrelatos se puede descargar de forma gratuita pinchando en la imagen de la portada arriba expuesta o en este enlace.

1 comentario:

  1. Con la agudeza del que percibe figuras de otros tiempos en el reflejo del agua, Guillermo nos deja mirar sesenta y seis veces por el ojo de una ornamentada cerradura renacentista para contemplar otras tantas visiones fugaces que se graban con fuego y sangre sobre la conciencia del espía. Podrían llamarse ilusiones, ensoñaciones diurnas o incluso recuerdos inconexos de agitada pesadilla erótica, resultado de la turbación provocada en el audaz espectador de tan fastuoso y emponzoñado periodo histórico. Sigue escuchando las voces, Guillermo. Sigue prestando oído a sus lamentos. Sabes que "i catalani" aún tienen mucho que decir. Síguete permitiendo ser el heraldo del toro rojo.

    Qviron Lethebain.

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