lunes, 28 de marzo de 2011

ENTREVISTA A DAVID JASSO

Hacía muchos meses que Walpurgisnacht no ofrecía una entrevista a alguna de las personalidades patrias más destacadas en el género de terror, y parece ser que, en estos momentos, no hay opción más adecuada para retomar esto que David Jasso. Aprovechando el doble lanzamiento al mercado de su novela El pan de cada día (Editorial 23 Escalones) y su antología Abismos (Editorial Grupo Ajec), pues, mantenemos una charla con este kamikaze incansable del terror en español, novelista y cuentista fogueado en mil frentes, y que además, por si con esto no tuviera suficiente, ostenta el título de presidente en Nocte, la Asociación española de escritores de terror. Ahí es nada.


Walpurgisnacht: El título de tu nueva novela (El pan de cada día) tiene una fuerte carga religiosa que, sin embargo, se subvierte por completo dentro de la novela, donde casi podríamos ver una maliciosa inversión a gran escala de la liturgia católica. ¿Cuánto reconoces de esta interpretación en las intenciones de tu libro?

David Jasso:
Es cierto, el título hace referencia a una frase del Padre nuestro y, por extensión, a una expresión coloquial que viene a decir que algo muy frecuente es “el pan de cada día”. Sin embargo en la historia se pervierte este significado dotándolo de tintes mucho más oscuros y siniestros. Has pillado por completo mis intenciones. No se trata de un libro que se adentre en la Religión, pero existe ese matiz subversivo y depravado. Admito mi culpa al respecto, sé que arderé en el infierno, lo tengo asumido desde que comencé a escribir.

W: Las primeras menciones a la matanza de Santa María no dejaron de recordarme a algunos pasajes de la historia negra de España, quizás con los crímenes de Puerto Hurraco a la cabeza. ¿Influyó este tipo de noticias de algún modo en la concepción de tu libro?

DJ:
En este país somos especialistas en montar espectáculos circenses de las tragedias. El hecho de que, en la novela, de la noche a la mañana tengan lugar decenas de crímenes no puede escapar a los medios de comunicación ni a la sociedad en general. Imagino que su tratamiento sería de puro disparate, la experiencia así nos lo hace temer. He querido reflejar lo que de esperpéntico hay en nuestro tratamiento de las tragedias. No incido en ello, pero sí que ofrezco de pasada una innegable crítica a los medios de comunicación.

W: La presencia de la tabla de ouija tiene una importancia vital en la historia, e incluso la vemos prefigurada en la portada. De hecho, considero que describes con especial mimo y atención al detalle la realización de la sesión de espiritismo que desencadena la acción. ¿Has tenido experiencias personales al respecto o, simplemente, te has documentado de forma más indirecta?

DJ:
Yo no creo en los fenómenos paranormales, me niego a hacerlo, mi mente racional y lógica no los admite. Sin embargo he sido testigo de hechos inexplicables relacionados con sesiones de ouija que no pienso comentar por ser demasiado personales. No pienso buscar explicaciones, porque creo que se hallan fuera de nuestra comprensión, que somos peces intentando comprender el cristal de nuestra pecera. En la época en la escribí esta novela solía realizar sesiones con cierta frecuencia por pura diversión, y tuve algunas sorpresas al respecto, tanto es así que dejé de hacerlas.

W: Me pareció una decisión arriesgada por tu parte hacer que el narrador en primera persona que hay en Luis coquetee con la omnisciencia en algunos puntos. Se me ocurre, por ejemplo, la exactitud casi testimonial con que conoce y nos da a conocer no sólo algunas de las acciones, sino incluso algunas de las emociones de su novia tras el encuentro de la nota. ¿Se debe esta decisión al asombroso viraje con que se cierra la novela o es tan sólo un apunte rayano en lo postmoderno?

DJ:
Mis narradores suelen ser muy listos y saben muchas cosas (risas). Esta novela utiliza varios narradores mezclados, hay fragmentos en primera persona y otros en tercera. En principio el narrador principal de esta novela puede enterarse a posteriori de muchos de los detalles que cuenta, es completamente factible. Pero admito que en ocasiones se trata de un recurso estilístico que suelo utilizar, atribuyo al narrador en primera persona conocimientos que no debería tener, creo que esa perversión de la forma ayuda a descolocar mentalmente al lector, aporta información interesante y contribuye a “deshumanizar” la narración. Sería el equivalente a inclinar la cámara en una película de terror, son detalles discordantes que ayudan a crear desasosiego.


W: Bajo mi punto de vista, el auténtico plato fuerte del libro son las descripciones de esa especie de infierno en la Tierra que se desata en la panadería. Se trata de descripciones tremendamente inconcretas, pero al mismo tiempo, tan vívidas que sobrecogen. ¿De qué oscuro rincón de tu cerebro ha salido todo eso?

DJ: Confieso que no he tenido que rebuscar en ningún rincón oscuro de mi cerebro, todo él es así. En algunas novelas y películas se ha descrito el infierno y el resultado suele ser lamentable, principalmente porque cada uno tiene ya su propio concepto grabado a fuego (nunca mejor dicho) en su subconsciente y al final todo se suele quedar en una patochada que no convence a nadie. Yo no pretendo mostrar el averno, solo quiero atisbar un poquito, entreabrir la puerta y mirar por la ranura, lo que vemos es parcial e inconcreto, ni siquiera metemos la cabeza, pero podemos intuir muchas cosas, entrever algunas sombras, sentir ciertas presencias. Hasta que alguien abre la puerta desde dentro con un fuerte tirón que casi nos arrastra al interior...

W:
El pan de cada día parece jugar a menudo a defraudar las expectativas del lector, presentando protagonistas que luego resultan no serlo, como ocurre en cuanto termina la “Primera Parte” y el punto de vista vira abruptamente hacia Luis. Pero es que luego ese protagonista, que en cierto modo se mantiene hasta el final, tampoco acaba resultando ser exactamente el típico héroe de una historia de terror. ¿Encuentras que la sorpresa es un ingrediente básico del género?

DJ: Me joden los tópicos y lo previsible. El pan de cada día juega con muchos elementos reconocibles en la literatura de terror: las sesiones de espiritismo, las posesiones demoníacas, los crímenes violentos, pero he procurado conscientemente desmontar las expectativas que el lector pudiera crearse, que no sepa por dónde va a transcurrir la historia. Hombre, más que “defraudar las expectativas” del lector, yo diría que lo que hago es “saltármelas a la torera”. Quiero que piense que la novela discurre por terrenos conocidos, para luego hacerle tomar desvíos inesperados que nadie sabe adónde nos van a llevar. Hay giros y requiebros, nos salimos del camino que creías entrever. Todo eso está hecho con intención de sorprender y atrapar al lector, que no sienta que le están contando una historia ya conocida. Que no espere lo previsible. Me encanta hacerle pensar que va a pasar algo y luego, joderle y llevarlo por otro lado.

W:
El amor en tu novela es un agente redentor, que posibilita la salvación, pero al mismo tiempo, vemos que se puede convertir en un instrumento de condena. ¿Tienes esta visión un tanto cínica del amor o sólo es cosa de tus personajes?

DJ: Ay, el amor... El amor es locura. Maravilloso quizá, pero también terrible. A veces el desamor o el amor no correspondido sobreviven más tiempo que la pasión desenfrenada. Eso ya quiere decir mucho. El amor siempre es un error, por eso está en nuestra naturaleza humana y caemos en él una y otra vez. Lo malo del amor es que se ama a las personas; y las personas suelen hacer daño, incluso sin querer. No, la visión cínica sobre el amor no la tienen solo mis personajes. Los mayores sufrimientos que puede experimentar el ser humano son producto del amor desenfocado. Todas las mujeres asesinadas por sus pareja son víctimas del amor.

W: ¿Consideras esta novela tu incursión más puramente genérica en el terror?

DJ:
Pues creo que sí, junto a Cazador de mentiras, en ambas el terror es físico e identificable. La amenaza es punzante. En esta novela también existe, como en casi todos mis trabajos, un fuerte componente de terror psicológico, sin embargo es el terror visceral, directo e inevitable el que subyace en la mayoría de las páginas. He querido hacer una novela de género, sin lugar a dudas.


W: Dejando un poco de lado El pan de cada día, también acaba de salir a la calle Abismos, tu antología editada por Grupo Ajec. ¿Qué podemos encontrar en este otro libro?

DJ:
Abismos es un libro muy querido porque recoge unas cuantas novelas cortas (o relatos largos) que difícilmente pueden tener salida comercial. Pero tengo mucho cariño a todas esas historias. Son relatos con un marcado terror psicológico, pretendo que lo que motive el espanto no sea tan directo como en El pan de cada día, sino que nazca en nuestro interior y vaya creciendo sin que podamos hacer nada para evitarlo. El terror más intenso vive en nuestro cerebro, yo solo ayudo al lector a practicar cierta “introspección”.

W:
¿A santo de qué se te ocurrió ir vestido de presidiario para la reciente presentación de tus dos libros?

DJ:
Las presentaciones de libros son aburridas, admitámoslo. Suelen estar el autor, el editor y un “enteradillo” más o menos famosete dedicándose loas unos a otros... Cuando acudo a una de estas presentaciones-tipo me muero de aburrimiento. Pretendo ser original cuando escribo mis libros y también en las presentaciones de los mismos. Cuando presenté Feral organizamos una especie de concurso televisivo y nos lo pasamos pipa (aún hoy hay algún asistente que todavía tararea el politono de Feral). La presentación de Abismos y El pan de cada día ha tenido como leit motiv un juicio al autor por editar dos libros a la vez. La invitación al acto era una citación judicial, los asistentes conformaban el jurado popular y los colaboradores ejercían de juez, fiscal, abogado y testigos. He contado con la ayuda de unos cuantos amigos que han participado encantados en esta locura y a los que estoy muy agradecido. El caso es que nos lo pasamos bien y el público también. Lo de menos es hablar del autor y de los libros, lo importante es conectar con la gente y disfrutar. Y si se echan unas risas, pues, oye, eso que nos encontramos. El hecho de ir vestido de presidiario tenía una justificación de “guión”, aunque parezca mentira, las presentaciones están muy curradas y estudiadas, que conste.

W: ¿Cuáles son los autores que más te han influenciado?

DJ:
El autor que más me influye es el que estoy leyendo en cada momento, sobre todo si es bueno. No puedo evitar detectar recursos en lo que leo, encontrar nuevas formas de expresión, localizar errores en los que no conviene incurrir, siempre se aprende cuando se lee. Y los autores buenos son los que más enseñan. Eso sí, admito que durante años disfruté con Stephen King y Richard Matheson, creo que como casi todos los autores de terror actuales. Pero lo importante no es inspirarse en el trabajo de nadie, sino “deconstruir”, desmontar lo que otros han construido para ofrecer nuestra propia visión de las cosas.

W: Ya para finalizar, te voy a poner en un pequeño aprieto en el que me pusieron a mí mismo hace poco: ¿qué es para ti el terror?

DJ:
El terror es cuando tu hija adolescente no ha regresado a casa a las 6 de la mañana y suena el teléfono. El terror es cuando trabajas en una pequeña empresa que tiene problemas y el jefe te convoca a su despacho con tono afligido. El terror es cuando comienzas a olvidar demasiadas cosas que deberías recordar, y sabes que no son despistes, que hay algo más anquilosando tu cerebro. El terror es ver los informativos mientras comes y seguir masticando tranquilamente sin sentir vergüenza de este puto mundo asqueroso El terror es cuando las personas con las que te cruzas por la calle te dan miedo sin razón aparente. Sabes que no debería ser así, pero no puedes evitarlo. El terror es cuando estás a solas y odias tu compañía porque el tipo del espejo te mira malencarado. El terror es no tener sueños porque todos han muerto ya antes de cumplirse; y no querer volver a soñar para no tener que volver a sufrir desengaños. El terror es cuando estás vacío.

2 comentarios:

  1. Gracias por tu apoyo. Es una de las entrevistas más lúcidas que me han realizado, ha sido un placer contestarla.

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  2. Gracias, David, pero el mérito no es mío: con una novela como la tuya y un entrevistado como tú, lo menos que uno puede hacer es esforzarse en hacer una entrevista a la altura.

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