martes, 19 de octubre de 2010

"NECRÓPARIS": NO HAY BANDA


No sé si es casualidad o tal vez cierta tendencia por descubrir, pero tres de los libros más perturbadores e inasibles (argumentalmente hablando) que he leído en los dos últimos años vienen firmados por autores españoles y, en mayor o menor medida, podrían circunsbribirse dentro del imaginario del terror. Ahí tenemos El país del miedo, de Isaac Rosa, una novela que rehúye todos los tópicos posibles al respecto para ofrecernos un fresco vigoroso e incisivo sobre nuestros miedos cotidianos. También tenemos Tan dulce, tan amargo de Roberto Carrasco, que en su primera mitad desgrana una historia profundamente perversa, provocativa y visceral, y que si de algo carece es de concesiones al consumo masivo. Y por supuesto, ahí tenemos (no me cansaré de decirlo) Bebés jugando con cuchillos, la apasionante antología de Santiago Eximeno, tan rebosante de imaginación y calidad que sólo puede provocar envidia de la sana en un escritor como yo.

Pues bien, por lo que a mí respecta, a esta peculiar corriente viene a sumarse ahora Necróparis, la primera novela de Fernando Cámara. Hasta ahora, Cámara era conocido sobre todo por su labor como realizador cinematográfico (no en vano, a él debemos por ejemplo Memorias del ángel caído, excelente película de género que aportó algo más que un granito de arena a la hora de dignificar y dar dimensión al cine de terror español durante la década de los 90). Una vez leída su novela, podemos asegurar sin temor a equivocarnos que a Cámara el celuloide le viene pequeño. Y es que Necróparis es una obra terriblemente imaginativa, aparentemente anárquica dentro del uso de esa imaginería arrolladora que tiene, y sin embargo poseedora de una lógica férrea. No me extraña que haya acabado siendo una novela: si se quisiera llevar al cine una historia como la que encierran estas páginas, el presupuesto se dispararía... y con toda justicia.


Como ya os conté el mes pasado
transcribiendo la nota de prensa del libro, el argumento viene a ser el siguiente: "Una pareja en viaje romántico por París descubre que la ciudad se torna misteriosa e inhóspita por las noches. Se sienten asediados por las calles y en su propio hotel. Por la mañana dudan de lo ocurrido, pero pronto volverá a oscurecer y la situación se repetirá con mayor intensidad. (...) NECRÓPARIS es una road movie en un fascinante París nocturno que se vacía para el horror. Un misterioso hotel que cambia de lugar. Mendigos que devoran a las clases altas. Las temibles zonas de neón rojo. Mapas imposibles. Estudiantes en plena revuelta. Maniquíes vivientes. Novias que envejecen por momentos. Obreros asesinos entregados a una nueva revolución…" ¿Cómo os quedáis? Muertos de ganas por leerla, obviamente.

La gran virtud de Necróparis (y os aseguro que de esto va bien surtida) es que difícilmente encontraréis nada parecido dentro de la oferta editorial española en estos momentos. Sobre todo, porque es una historia que se debe sólo a sí misma, ajena a modas y tendencias, lo cual hace que acabe siendo absolutamente personal y auténtica. Sin embargo, el autor se las ingenia para que en ningún momento se haga pesada, más bien al contrario, pues la prosa es tan ágil y visual que se convierte en uno de los rarísimos casos en que el tópico de "es un libro absorbente, no puedes dejarlo" se torna un piropo con todas las de la ley. Frases cortas y llenas de significación para dar forma a una historia intrigante y alucinada, tan cargada de emotividad como de humor y tensión. La nueva Revolución Francesa, automatonofobia, canibalismo, el escalofriante mago Mandrake, perversos juegos de un subconsciente tan propio como colectivo y, al final de todo, esa París pesadillesca, real y soñada al mismo tiempo. Una ciudad reinventada en base a una perversión de la leyenda que ella misma ha creado, y que que nos remite explícitamente a clásicos como El quimérico inquilino, pero también a muchas otras referencias ilustres, desde La invasión de los ultracuerpos hasta las inquietantes paranoias de David Cronenberg o David Lynch.

Sin más que añadir, pues, y con tal de no destripar demasiado esta joya, me despido emplazándoos a que la leáis. La encontraréis en NGC Ficción! (y en una edición de lo más atractiva, por cierto). Mientras tanto, también podéis echar una ojeada al blog oficial de la novela, que no está nada mal.

La Nueva Carne ha nacido en las cloacas de la capital francesa...
¡No hay banda! Il n'y a pas d'orquestre!


1 comentario:

  1. Después de leer su comentario sobre la novela me han entragado unas ganas enormes de comprármela. Había pensado en leer la segunda parte de Nocturna, que creo se publicará en breve pero si le soy sincero la primera parte me dejó un poco decepcionado. Toda esa historia que escribieron Guillermo del Toro y Chuck Hogan para mi no fue más que un deja vu de ideas que ya habían sido apuntadas en algunas de sus películas. Gracias por la reseña sobre NecróParis y por rescatar de mi mente Memorias del Ángel Caído, probablemente esta tarde desempolve mis viejos vhs y la vea. Un Saludo mister Caótico.

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